Desde el encierro una aprende a archivar las imágenes en su mente. La televisión es la que nos mantiene al día con todas aquellas imágenes que hace un tiempo nuestras retinas no observan. Imágenes tales como la naturaleza, las calles, los animales, el horizonte…pero lo que no llegamos a poder percibir son todos aquellos detalles pequeños que forman parte de la vida cotidiana en libertad. Desgraciadamente, este medio visual no está creado para cubrir nuestras carencias de imágenes entrañables, y por la velocidad con que se emite esa información visual, no siempre nos resulta un aporte positivo.
Cuando son varios los años intramuros, las imágenes impresas son como ventanitas de libertad. Si se trata de fotos de seres queridos, una se apega a esas imágenes para soñar y fantasear traspasando las rejas.
Existen supersticiones que dicen que si entran fotos del ser querido a las cárceles, éstas retrasan la salida de la persona.
La imposibilidad de fotografiarnos implica que las familias que residen en tierras lejanas, no tengan la oportunidad de apreciar el paso del tiempo en nosotras.
Frente a todas estas adversidades, en nuestro Taller creativo La Estampa, hemos adoptado una antigua técnica para fotografiarnos con un vidrio por medio, cerrando un ojo y dibujando lo que vemos en la transparencia, como si calcáramos lo que vemos.
Las sensaciones visuales perdidas en el tiempo de encierro casi no se perciben hasta volverlas a experimentar, y todas esperamos ese gran momento de libertad para recuperarlas.
Mientras tanto, aquí exponemos nuestras peculiares “fotos” para compartirlas con todos ustedes. Gracias por todo, sinceramente, las integrantes del Taller “La Estampa”.
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